“la tragedia de Willy Loman está en que dio su vida, o la vendió, para descubrir que la había desperdiciado. El que siga habiendo tantos Willy en el mundo se debe a que el hombre se supedita a las imperiosas necesidades de la sociedad o de la tecnología aniquilándose como individuo. Pero la obra trata de algo aún más primitivo. Como muchos mitos y dramas clásicos, es una historia sobre la violencia en el seno de las familias”. A.M.
Reside un atractivo especial en aquellas historias que de alguna manera hablan de nosotros. Muerte de un viajante construye un retrato capaz de alcanzarnos.
Efectivamente, la obra de Miller se ha transformado en un clásico del Siglo XX. Willy Loman (low-man, hombre bajo en inglés) es uno de los antihéroes más conocidos del teatro. ¿Y en qué radica su vigencia? En la enorme vitalidad de un texto que, aunque estrenado a finales de los años '40, posee una teatralidad poderosa.
La historia de este viajante que aspira a una vida mejor, pero que sueña con un mundo que ya fue; que espera que su hijo sea un triunfador, pero que fracasa inexorablemente producto de su propia ilusión. Muerte de un Viajante es la narración del fracaso de las ilusiones, de todos esos castillos de aire que, confrontados con la realidad, se desvanecen. 
Arthur Miller desarrolla a través de Willy y su entorno un momento de crisis en la vida de un ser terriblemente equivocado pero al mismo tiempo tan entrañable como los seres más queridos, los seres que uno más ama. Muestra la tragedia del hombre corriente bajo la presión de su propia realidad.Seguro de que muchos de nosotros reconocemos a este “viajante”.Por eso, este viajante es tan famoso, porque no hay nadie en el mundo que no tenga algo que ver con él.
